Los derechos humanos ocupan el foco de este Mundial de Qatar desde que se descubrió la trama de corrupción que envolvía la elección del país árabe como sede de la Copa del Mundo.
Las informaciones sobre miles de trabajadores muertos en la construcción de los estadios y la situación de las mujeres y las personas del colectivo LGTBI en la nación, así como la reciente polémica con los brazaletes arcoíris, han alejado las miradas del fútbol para ponerlas directamente sobre las constantes reivindicaciones y protestas de selecciones, federaciones y aficionados.
Un total de 10 selecciones, ocho de ellas clasificadas para la cita mundialista, anunciaron su intención de que sus capitanes portaran una banda con los colores de la bandera de la comunidad LGTBI. Francia y Dinamarca, que se enfrentaron este 26 de noviembre en la segunda jornada de la fase de grupos, se habían sumado a esta iniciativa con la que acabó la FIFA.
Pocas horas antes de que sonara el pitido inicial en el encuentro entre Irán e Inglaterra, cuyo capitán, Harry Kane, había sido muy claro en su deseo de llevar el brazalete aunque fuese sancionado, el organismo anunció a todas las selecciones que quien lo llevase se enfrentaría a sanciones deportivas y no económicas, como en un primer momento pensaban los combinados nacionales.
Este anuncio de la FIFA obligó a las selecciones a dar marcha atrás en su idea ante el temor de que sus jugadores arrancasen los duelos con una tarjeta amarilla en su cuenta personal, y provocó el descontento de todos aquellos combinados nacionales que querían utilizar la plataforma mundial que otorga una Copa del Mundo para sumarse a la lucha por los derechos del colectivo LGTBI.
Dinamarca ha sido una de las más críticas con la institución y ha puesto en marcha otras acciones con las que reivindicar sus ideas. En su estreno en el mundial, los daneses vistieron una camiseta en la que el escudo y la marca eran del mismo color que la elástica para que no pudiese distinguirse a simple vista. "No queremos ser visibles durante un torneo que ha costado la vida a miles de personas", explicó Hummels, la firma encargada de fabricar las equipaciones, sobre esta decisión.
También tenían la intención de entrenar en su campo base en Doha con camisetas de color negro con la leyenda "derechos humanos para todos", pero la FIFA tumbó esta idea argumentando que "está prohibido exhibir mensajes políticos, religiosos o personales".
La última cruzada que ha iniciado la Federación danesa es la de expresar su deseo de abandonar el organismo. Así lo anunció su presidente, Jesper Moller, este viernes, cuando aseguró que Dinamarca "está lista para discutir una retirada general de la FIFA junto con otras naciones de la UEFA", por la situación "inaudita" que se vive en el Mundial.